Michoacán, tierra de oro verde y tierra de nadie.

Siempre o casi siempre se había hablado de la abundancia aguacatera del territorio Michoacano, sobre su exportación al lado gabacho del mundo y sobre su alza en precios cuando era la temporada adecuada.

La semana pasada, fin de semana de uno de los eventos deportivos más importantes a nivel mundial, era una de tantas esperadas para los productores de aguacate de toda la sierra michoacana, el sustento para cientos de familia que directa o indirectamente se mantienen de este fruto y de su comercialización internacional. Dicho auge de este producto se vio frenado debido a la crisis que sufren los trabajadores campesinos, crisis que es producto de las agrupaciones criminales que dominan el territorio nacional.


También, no es para nadie un secreto que los grupos delincuenciales con los que desde hace más de dos gobiernos el estado, y en gran parte también el país han pactado o perdido la guerra, se apoderan de las tierras aguacateras, y no solo de ellas, sino de quién las trabaja, haciendo más rico al rico y poniendo un reverendo desmadre que llega hasta las filas de los consumidores.


No es un tema nuevo, de hecho es algo que a la mala se ha ido normalizando y el ver cerros incendiados por tal problemática pasa a ser algo tan común en el estado como la lluvia misma. La gota que derramó el vaso hace unos días y por lo cual la exportación de este producto se vio frenada, fue la amenaza directa a un grupo de inspectores estadounidenses que laboran en el estado de Michoacán, según informó el presidente de los Estados Unidos Joe Biden, los lazos comerciales se reanudarán cuando el gobierno mexicano garantice la seguridad de los casi 30 trabajadores extranjeros que laboran en el estado.


¿Cómo afecta esto entonces? Hay que comenzar por decir que Michoacán es el único estado mexicano que cuenta con la certificación fitosanitaria que permite la exportación de aguacate al país vecino del norte, además, las condiciones climáticas permiten a Michoacán y México la siembra y cosecha de aguacate en cualquier mes del año, a diferencia de Florida en Estados Unidos que solo lo puede hacer en dos meses por año. Esto supone una oportunidad económica enorme para el estado, sin embargo, los carteles del narcotráfico al ver esta oportunidad de derrama económica, aprovechan para exigir pago de derecho de piso a las aguacateras para del mismo modo sacar una significativa ganancia para sus filas delincuenciales.


Además, otros estados mexicanos también pretenden exportar aguacate a Estados Unidos, sin embargo al no contar con la certificación fitosanitaria como Michoacán y actualmente Jalisco, los carteles triangulaban la comercialización de aguacate en otros estados y los enviaban a Michoacán para a partir de ahí, ser comercializados a Estados Unidos.


La intromisión de los carteles en el tema aguacatero hace que las relaciones comerciales entre los dos países cuelguen de un hilo, pues desde el 2019 el gobierno estadounidense habría advertido cerrar la frontera comercial si no se garantizaba la seguridad de sus connacionales en México y hoy después de 3 años, cumplió si advertencia, dejando una perdida de aproximadamente 2.2 millones de dólares anuales.


Resulta pues importante garantizar la seguridad de los trabajadores extranjeros, es una obligación del gobierno estatal y federal dejar de lado los dimes y diretes de propaganda guindista y así no solo garantizar y salvaguardar la seguridad de los inspectores estadounidenses sino también de los mexicanos, las familias campesinas y de cada ciudadano. ¿Será?