Los Aguacates del diablo
Gabriela Rivera10 noviembre, 2017
Michoacán produce 120 mil toneladas de aguacate al mes, convirtiéndose en el principal exportador a nivel mundial de este fruto, que ahora es conocido como “el oro verde” por su sabor y demanda.
Pero hace 15 años, el aguacate ni siquiera figuraba entre los frutos más codiciados para exportadores y las tierras de cultivo eran apenas unas cuantas hectáreas, pero desde hace unos años la demanda aumentó 30 veces, recuerdan los pobladores del estado.
El documental “Los Aguacates del diablo” elaborado por la cadena France 2 narra cómo la demanda ha crecido a tal grado que se han deforestado cerros completos para cultivar los arboles de aguacate. Pero también revela el problema sanitario que se ha creado ante la demanda tan alta: el uso de insecticidas tóxicos que está afectando a la población.
Alrededor de 80% del aguacate mexicano se exporta a Estados Unidos, donde la demanda es mucho más alta en eventos especiales, como el Super Bowl que se celebra en enero y donde la promoción a este fruto es tal, que un comercial sobre aguacate mexicano llega a costar cuatro millones de dólares.
Pero también se envía a Europa, Canadá, China y Japón, donde su consumo se ha popularizado rápidamente.
La demanda ha incrementado el precio de este fruto. Hace 15 años el kilo de aguacate costaba 5 pesos, hoy se vende hasta en 70 pesos. De hecho el precio actual se debe precisamente a la sobre demanda que hay tanto en México como en el extranjero y la producción tan baja que hubo este año en Michoacán, según han referido los mismos productores desde marzo pasado, cuando el precio se incrementó.
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Deforestación y envenenamiento
Para atender la demanda tan grande que hay, los productores y los narcotraficantes han ampliado las zonas de cultivos a los cerros y bosques de la entidad, provocando un desastre ecológico: en tan solo cinco años se han deforestado 170 mil hectáreas de pino.
Jaime Chávez, miembro de la Secretaría de Medio Ambiente de Michoacán, encabeza los operativos para recuperar las zonas deforestadas y eliminar las plantaciones ilegales. Sin embargo, los funcionarios saben lo peligroso de dichos operativos, pues en cualquier momento puede salir lo mismo un grupo criminal que una familia armada a enfrentarse a los funcionarios.
Chávez y su grupo aseguran que no es ilegal sembrar árboles de aguacate. Lo que sí es ilegal es talar el bosque para instalar los plantíos, que cada año gana 700 hectáreas sobre los bosques. Esta cantidad equivale a mil canchas de futbol.
Pero no solo es un problema ambiental, también una catástrofe sanitaria. En las plantaciones se utilizan insecticidas elaborados a base de órganofosforados, que son altamente tóxicos para los trabajadores y los habitantes aledaños a las plantaciones.
Los productores utilizan estos insecticidas para combatir plagas severas, como los trips, un insecto pequeño que roñe la fruta desde que está muy pequeño; sus mordidas dañan la mercancía y estos aguacates ya no se pueden vender, lo que afecta la producción.
En el documental se encontró que los camiones repartidores de plaguicidas llevan sustancias como Perfekthion, ácido fosfórico, Naled 90 y oras sustancias químicas, que no figuran en el catálogo de insecticidas permitidos por el gobierno mexicano y que están totalmente prohibidos en Europa, debido a los daños que causa a la salud.
A pesar de que los productores saben que son dañinos y que están prohibidos, los siguen comprando en las tiendas, que las venden como si no fueran peligrosas. Incluso, los vendedores advierten sobre los posibles daños, pero también resaltan la eficacia para combatir las plagas.
La publicidad en todo Michoacán es fuerte, comerciales en televisión local, espectaculares en las carreteras, imágenes en los camiones. Por todos lados aparecen anuncios de estas sustancias que han contribuido a la bonanza del estado.
El uso de estos pesticidas ya ha cobrado la vida de varias personas y dejado secuelas en decenas de niños. Sin embargo, el tema es tabú, nadie habla de ello.
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El documental investigó a los 500 niños y maestras de una escuela secundaria en la comunidad de Toreo el Bajo, que pertenece al municipio de Uruapan, una de las zonas aguacateras más ricas de la región.
Al otro lado de la barda que cerca el plantel hay cientos de árbol de aguacate que son rociados con insecticidas varias veces a la semana con pistolas de presión, sin importar que los niños estén jugando en el patio a la hora del recreo. Cuando esto sucede, los menores corren a los salones para alejarse del olor, que muchas veces les provoca dolores de cabeza y nauseas.
La exposición ya cobró sus primeras víctimas. Maricela y Serena son maestras en esta secundaria y tuvieron abortos. Maricela tenía cuatro meses de embarazo cuando los médicos se dieron cuenta que el feto estaba tragando líquido amniótico y tenía malformaciones en los riñones.
Serena ya tuvo dos abortos. En 2015, al tercer mes de gestación descubrieron que los gemelos que llevaba en el vientre habían dejado de respirar. En enero de este año, le volvieron a practicar otro aborto por la misma razón.
Los médicos no pudieron determinar las causas de las malformaciones, pero la cadena de televisión francesa señaló que existen diversos estudios en Europa que han demostrado que los insecticidas afectan el crecimiento de los fetos.
Las maestras no han sido las únicas. En Toreo El Bajo hay decenas de casos de abortos espontáneos o niños con malformaciones a causa de los pesticidas, pero nadie habla de ello porque significaría hablar más del aguacate.
Un caso documentado por los franceses fue el de Gaby, una menor de 9 años que parece de tres y que ya no creció porque tiene un serio problema en los intestinos, que los médicos no han podido tratar.
Lidia, su madre, narra que los médicos únicamente le pidieron averiguar si había antecedentes de cáncer en la familia o si había químicos en el ambiente, cosa que la mujer recuerda perfectamente: cuando estuvo embarazada vivía junto a una plantación de aguacate y su pareja trabajaba en estos campos rociando los árboles sin la protección adecuada.
La pequeña ha desarrollado otros padecimientos, como diabetes, y los médicos le han dicho a Lidia que Gaby puede morir en cualquier momento.
La cadena de televisión señala que esto es una razón para averiguar qué está afectando a los menores. Sin embargo, el médico de Gaby asegura que no se puede documentar nada: si bien no se puede culpar a los pesticidas de su condición, tampoco se puede excluir.
Los médicos del Hospital Regional han hecho algunos estudios que demostraron las afectaciones de los pesticidas a la población y la relación directa que existe entre las enfermedades de los niños con el uso de pesticidas. Uno de los neurólogos incluso señaló que los cánceres están asociados con los insecticidas organofosforados que se utilizan en las plantaciones.
Con estos datos, la cadena de televisión acudió a la Secretaría de Salud del estado de Michoacán, donde cuestionó al titular de la dependencia sobre las afectaciones a los menores. El sujeto dijo que no hay estadísticas ni información suficiente sobre estos hechos.
Incluso fue más allá al responder:
“La situación epidemiológica no es la misma en México que en Europa. El físico, los antecedentes genéticos de cada región son diferentes, hablamos de que en esta región la gente es más resistente, los mexicanos somos más resistentes a ciertas bacterias.”
La cadena decidió tomar muestra del cabello de las dos maestras y cinco niños de la escuela secundaria, que fueron analizadas en Francia. Los resultados fueron alarmantes, todos ellos tenían altas concentraciones de al menos cinco sustancias tóxicas diferentes.
Sin embargo, el caso más grave es el de Jade, una chica de 13 años, cuyo organismo tiene 11 sustancias distintas, lo que le puede generar daños neurológicos, problemas de reproducción y otras afectaciones.
Jade y su madre viven en una comunidad que solía ser un bosque y ahora es una colonia rodeada de árboles de aguacate que se rocían con insecticidas constantemente. Después de conocer los resultados, Jade y su madre se mudaron de la comunidad, lo mismo que la maestra Serena quien estaba embarazada otra vez.
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Narco y aguacate
El oro verde ha traído bonanza y desgracia a Michoacán. Tancítaro, otra de las regiones ricas en aguacate tiene una derrama de seis mil 674 millones de pesos al año, gracias a las 23 millones de hectáreas de cultivo, que representan 5% de la producción mundial.
Fernando Hernández es una especie de sheriff en la región, explica cómo han instalado control en las carreteras, para evitar que entren desconocidos. Sin embargo, esto no ha funcionado: Los Caballeros Templarios están en la región cobrando derecho de piso a los productores.
Si bien esto no es nuevo, la violencia sigue azotando a estas regiones, que lograron salir de la pobreza gracias al aguacate y gracias también a él ahora viven azotados por las amenazas: quien no está dispuesto a pagar a los narcotraficantes termina muerto, lo mismo que su familia.
La violencia transformó a los agricultores en guerreros armados. Los hombres traen pistolas y gastan miles de pesos en comprar las armas más sofisticadas para proteger a sus familias y su patrimonio.
Sin embargo, no ha sido suficiente para defenderse del crimen organizado. Y cada semana aparece un nuevo productor o un familiar asesinado en las calles, en los autos o en los campos baldío de la zona.